viernes, 2 de enero de 2009

El tiempo cura todas las heridas. FALSO

Tras estar mas de un mes lejos de lima, lejos de mi querido Peru y lejos del continente de sudamerica, me di con la sorpresa que no importa donde estes, tu corazon sigue igual.
"Me voy, para visitar mi familia y para olvidar" dije aquel dia de noviembre cuando me despedi de mis amigos. Olvidar. Como se olvida? Primero trate no acercarme a ninguna maquina para no caer en la tentacion de ver mis mails o tal vez peor, escribir uno. Lamentablemente no funciono esa tactica ya que cierta persona logro comunicarse conmigo mediante la tecnologia de los celulares. Otra tactica fue no escuchar musica que me podria hacer recordar a esa persona o a lo mejor no escuchar nada de musica. Tampoco funciono ya que un dia me levante y mi madre habia encontrado mi CD de toneras que traje. Asi que el dicho, el tiempo cura todas las heridas, no funciono conmigo, ya que en un par de semanas regreso a lima y hasta ahora no hay gran cambio en mi corazon.
Solo se que, mis errores del pasado no repetire, o mejor dichi, tratare de no repetirlos.
Pero como sabes que te estas enamorando de la persona indicada? Se puede controlar el corazon? Creo que alguien deberia sacar un control remoto para el corazon. Asi podria apretar stop si no quiero seguir enamorandome, podria regresar si quiero olvidar o hasta apagarlo. Queridos Cientificos, que estan esperando?

A mi "amigo" y a ustedes!

Despues de un pequeño receso estoy de regreso.
Al recibir una critica no muy postivia dirigido a mi persona, tuve que analisar mi situacion, y pensar si vale la pena seguir con mi diario. La respuesta mi querido "amigo" es que, si si sigo con mi diario y si te sentiste dolido o agredido por mi persona, lo siento, hay que llevarlo deportivamente. Gracias a dios existe la libertad de la expresion y mas aun si es que la cosa es anonima. La proxima, antes de reclamarme algo, deberias pensar primeramente si estas en el derecho de reclamar.

Bueno de todas maneras, estoy de regreso!!! Con muchas cosas que contar para que ustedes tienen algo que leer.

Gracias por esperarme.

Un beso para todos ustedes y uno enorme para mi "amigo" que aunque me criticaste con furia y te pasaste de ciertas palabras, se que me kieres mucho.

Saludos,

Diario de una virgen

martes, 25 de noviembre de 2008

Mi churro crudo

Serrano blanco, así se presentó el mismo día que lo conocí. Sus palabras hicieron que no le preste mucha atención al principio (la verdad chicas, díganme, cuántas de ustedes le harían caso a alguien que se presente así), hasta que sin querer, viendo cómo entretenía a todos con sus anécdotas, decidí observarlo atentamente y noté algo en él, que me llamó mucho la atención .
Me lo presentaron hace poco, en una reu a donde fui con mi ex. Esas reus donde se arman unas juergazas con cajas de cerveza y mujeres que parecen ser de nadie. Mi ex, se desapareció con sus amigos, y fue ahí cuando él aprovechó para conversar conmigo el muy picarón. Hablamos de todo un poco, hasta le dije que antes me parecía feo y me caía “chinche”. Horas más tarde, cuando todo había acabado y me disponía a ir, me llamó mucho la atención que no me pidiese mi número de teléfono, ni mi correo, ni siquiera mi cuenta de hi5; solo abandonamos la casa rumbo a las nuestras.
Al día siguiente, no sé por qué, me enfrasqué en conseguir su número y lo llamé cuando lo obtuve, sudando frió y caliente, de nervios. Por un momento pensé que no me iba a reconocer, pero lo hizo. Ese mismo día, al final de la charla, fue a buscarme a casa. Al despedirnos, agarró mis manos. Me sentí misma película romántica. La situación (lo confieso) ameritó un beso, pero no hice nada; había que ser fuerte. Ese mismo día, por la noche, me llamó y seguimos conversando. Echada con las piernas estiradas a cada lado de mi cama y jugando con mi pelo, escuchaba, sonrojada, cada cosita que me decía. En la segunda cita, fuimos a comer, nos reímos mucho; como no sabíamos qué más hacer, me llevó al bingo. ¡Al bingo! ni yo lo podía creer. ¿Quién lleva a una chica al bingo para seducirla? Bueno, él. Con ese detalle, me gustó aún más, aunque en mi mente seguía pesando el hecho que él no era mi tipo de hombre, ¡parecía un churro crudo! Pero lo que más me desconcertaba era su forma de ser. Por ejemplo, a veces se creía David Beckham. Y a mí, me daban ganas de decirle, “tranquilo papito, bájate de tu nube.” Pero también se veía lindo, cuando hablaba exageradamente como ansioso. Otras veces lo notaba frío y aburrido; otras tierno y dulce. Ayyyy, cómo me mataba eso.
Creo que al final eso es lo que me llamaba la atención: que nunca fuese igual. Parecía un camaleón que al pasar el día cambiaba de humor. Pero, quedaba mi última duda ¿Qué es lo que esperaba él de mí? Ayer pasé dos horas, frente a la tele, para verlo aunque sea un ratito (porque él sale en la tele). Y me preguntaba si él se acordará de mí, si estará realmente interesado en mí. Hasta ahora, me llama seguido, pero eso ¿qué me asegura? Dice que es tranquilo, pero ¿qué hombre “pendejo” dice que no lo es? ¿Seré la única, con la que sale? Todas esas preguntas me seguirán quitando el sueño, hasta que poco a poco, la situación se vaya aclarando. Y quién sabe; tal vez al final, me quedo con él, el churro crudo.

lunes, 24 de noviembre de 2008

El maquillaje

Los palomillas. Hasta ahora me pregunto por qué a mí me gustan esos hombres palomillas. Sí leyeron bien, me refiero a esos extrovertidos que andan fastidiando a todo el mundo con sus bromas pero que, a pesar de lo que piensen algunas, pueden llegar a ser lindos. Mmm, no lo sé. Físicamente no tengo un prototipo de hombre o eso es lo que yo creo. Antes me gustaban los hombres trigueños y podría decir que hasta los bien negros. Denzel Washington era mi actor favorito, por ejemplo. En cambio ahora, no me interesa mucho, incluso he llegado a oír que tengo gustos bien feos, pero pienso que tal vez sea porque me atrae lo raro. Más me fijo en el carisma; en lo que expresa esa persona. El prototipo gringo, no es tanto mi gusto. Pueden ser simpáticos y varoniles, así como “Shane West, (el actor de la serie de televisión ER)” o metrosexuales, de esos que paran frente al espejo arreglándose más tiempo que cualquier mujer. Una vez me pasó. Yo suelo ser una chica muy práctica, que no demora mucho al alistarse, en cambio él se echaba sus cremitas, su “gelcito” y hasta se hacía la manicure. ¡Qué horror! ¡Y ni hablar de la hora de vestirse!, ahí pasaba horas buscando su polo Armani que combine con sus zapatillas de marca. En realidad, alguna vez pensé que sería lindo salir con alguien que se cuide bastante. Pero yo pensaba: mientras que a mi no me aburran los comentarios del tipo “no puedo comer mucha grasa porque me salen granos” o “amor, te tienes que cuidar” o “tienes que hacer ejercicio”, todo estaría bien. En otra oportunidad unos amigos me presentaron a un chico, que era simpaticón, alto, rubio, con ojos verdes, del tipo que en particular no me atrae, pero él, sí pasaba “piola”. Estudió algo relacionado al turismo y trabajaba en un hotel de primera clase. Mi primera impresión al verlo fue muy buena, hasta que sacó de su bolsillo una cosita que no logré distinguir muy bien qué era a simple vista. Un pequeño y extraño objeto fue lo que el tipo sacó y empezó a pasarlo por su nariz y luego debajo de ella. En mi mente pensaba que era algún pañuelo pero no: ¡se estaba echando BASE! Fuiiiiraaa. No sé si fue ignorancia de mi parte, pero después no quise volver a salir con él. Más tarde me enteré por una amiga (que salió con él) que también le gustaba afeitarse los vellos del pecho y de las axilas. Ella, al poco tiempo, lo dejó (no sé si por ese motivo). Lo cierto es que, la última noticia que tuve de él fue que se afeitó el vello púbico “al rape” y que decía que así se veía mejor la ¡tanga que usaba! cuando iba a la playa. Yo casi me desmayo, aunque hasta ahora me pregunto si lo mejor hubiera sido aceptar, serena, sus delicados gustitos.

jueves, 20 de noviembre de 2008

La esposa de mi novio

Aún recuerdo aquel día cuando, de pronto, me di cuenta que ese amigo que conocí hace años (ese al que veía como un hermano) me causó otras sensaciones. Aún viene a mi memoria el sentimiento que tenía por no poder decirle lo que sentía por miedo de perder su amistad. Aunque un buen día, recuerdo que me armé de valor, le confesé lo que sentía pero lo único que respondió fue: “yo también te quiero mucho, pero somos amigos”. Aún ahora me sonrojo de la rabia que me dio escucharlo. Otra vez me sucedió algo parecido con un primo lejano. Digo algo parecido porque supe que lo que sentía hacia él no era amor, es más, dentro de mí sabía que era imposible vivir ese sentimiento. Pasaba por mi cabeza pensamientos como que aún siendo un primo lejano, seguramente la familia no estaría de acuerdo con la relación y en sí, la idea, (para qué engañarnos) era algo extraña.
Pero lo más extraño que sentí fue aquella vez cuando por mis venas se deslizó “algo” por esa persona que conocí en una discoteca y que yo sabía –porque los ví- que tenía pareja. Yo en ese entonces salí con él, porque pensaba que no tendría nada de malo en salir a conversar con un amigo. Fue tan solo una de esas conversaciones sobre mis problemas y los de él (obviamente acompañados de una rica chelita), aunque tengo que confesar que en algún momento, nos miramos y nos dimos un inocente beso. Obviamente después le dije que solo fue una cosa del momento, porque “hay que ser fiel”. Pero después, me di cuenta que había algo más. Él, al igual que todos los de su género, usaba su “floro” para decirme que se llevaba pésimo con su pareja, que ya no la quería, pero la situación era complicada y no podía terminar de súbito, si no que es un proceso algo más largo. A veces me decía que su pareja estaba enfermita o que tenía problemitas y, pobrecita, como la va a abandonar, pero bien conchudamente, me pedía que por favor lo esperase para que podamos ser felices. ¡Qué tal concha! Yo sentía que no podía contra mis sentimientos, que no podía luchar por este “imposible” amor, porque no quería aceptar que nunca iba a tener un lugar al lado de él. Por eso ahora pienso que mejor siempre fue alejarme. Ha pasado tanto tiempo. Pudo haberme dolido, pero no fue nada en comparación con lo que pudo venir después. Además que cumplí con ese dicho que dice: “no hagas lo que no quieres que hagan contigo”. Por otro lado, él, nunca iba a dejar a su flaca, olvídense. Lo que quiso fue aprovechar la situación, teniendo a su “firme”, y a la otra, o sea yo. Así el señor no se aburría y tenía algo de variedad en su vida sexual. Ustedes, mis desvirgadas, tal vez caerían en la tentación o en el floro de esa persona de la cual están tan templadas, pero con cada día que pasan al lado de él, se hará más difícil la separación. Por eso les digo que aprendan a quererse a sí mismas. ¿No creen que merecen tener a alguien que solo sea para ustedes, alguien que las respete, que pueda salir con ustedes los fines de semana, porque él, que tiene flaca, jamás va a darles el tiempo del fin de semana a no ser que la pobre “cachuda” se vaya de viaje. Así que, arranca mi querida desvirgada, mientras puedas. Si no, terminarás llorando en un bar con tus amigas, mientras que ellas te digan que te lo habían advertido. Yo hace mucho que aprendí la lección.

martes, 18 de noviembre de 2008

Rota dos veces

Se dice que el hombre europeo no es celoso. ¿Ustedes han conocido al “macho” europeo? Bueno, yo sí, ya que más de la mitad de mi vida la he vivido en Alemania. Bueno, como les decía, mi experiencia amorosa puede decirles que los europeos son tan, pero tan celosos que ni a la esquina podía ir. Y si quería tener amigos, ni hablar. Son tan hostigantes estos muchachos que si alguien te timbra el celular o te manda algún mensajito para, digamos, preguntarte cómo estás, qué haces o simplemente hablar tonterías, pues tu celular corre el riesgo de estrellarse en alguna pared en el mejor de los casos, ya que he sido testigo de cuando camiones atropellaban mi celular. Obviamente al día siguiente, llegaban a mi casa con un nuevo celular último modelo, de aquellos que con solo mirarlos te obedecen. Estos nuevos gritos de la tecnología era solo para “según ellos” pedir perdón y jurarme que jamás volverá a suceder algún atentado contra mis inocentes celulares. Aunque, cosa curiosa, otro de los motivos para sustituir mi celular destruido era que sin celular ¿cómo podrían controlarme? Así es el macho europeo.
Pero algo bueno resulto de los celos desmedidos de uno de mis novios europeos, porque llegué a tener chofer particular. Él me recogía temprano de mi casa para llevarme al colegio o a la universidad, me recogía a la salida, me llevaba de compras. Qué chévere, ¿no? Al tener reuniones familiares, obviamente, se auto invitaba porque, según él, uno nunca sabe si tal vez en la casa de mi abuela podría cruzarme con algún tipo guapo, o quizá, según su raciocinio de hombre celoso, escaparme para ver a mis queridos amigos o amigas. A estas alturas podrían pensar que he sido una esclava, pues así parece que fue. En el caso de mi vestimenta y maquillaje no hubo problemas, mientras que “él” estaba conmigo, porque si es que me iba bien arregladita a algún sitio era para conquistar al profe o un compañero mío. Así pensaba este señor. Pero como a veces una esta tan templada que no le importa nada, le hacía caso como niña buena. Porque claro que soy una niña buena, confiada y en ese entonces este seguidor de la cultura del celo no solo fue mi primer amor, sino que fue mi primera experiencia sexual. Pero ese es otro tema para otro post. Entonces como les decía era tan ingenua e inocente que grande fue mi sorpresa y decepción cuando este novio mío, que más parecía mi carcelario, me traicionó con mi mejor amiga. Hasta ahora recuerdo la imagen de ellos dos desnudos entrelazados como dos pulpos en plena pelea, en mi propia cama. En aquel colchón testigo de tantas noches mirando al techo en su compañía. Tras caminar horas tras horas por las calles de un pequeño pueblo, tratando de borrar esa imagen nada agradable , llamé a un amigo que era el mejor amigo del traicionero, y de paso también el “enamorado” de esa chica que decía ser mi mejor amiga. Claro que luego él me pidió perdón, llorando juraba que no volvería a pasar. “Eres el amor de mi vida, te necesito a mi lado, sin ti no soy nadie”, fueron algunas de las palabras que aun rebotan en mi recuerdo y que hoy ya me causa risa. En ese entonces me dolió en el alma. Luego de una semana me enteré que rápidamente supo llenar el vació que le dejé con mi “mejor amiga”. Pasaron siete meses, los cuales viví en tres etapas. La primera era una etapa en la que me encerré en mi casa, sufriendo y extrañando a la persona que tanto había amado. La segunda empecé a salir con mis amigos, y el al enterarse él sobre mi nueva vida alegre y divertida trató de atropellarme con su nuevo auto. ¿Tan loco y desquiciado era? Pues sí. Librada de sus intenciones asesinas lo denuncié, pero sin pruebas ni moretones e la vista la denuncia no prosperó. Y por ultimo la tercera etapa, en la que según yo, ya lo había superado, y no quería saber más de él. Pero así como dicen que el tiempo borra todo, también es cierto que uno no olvida el primer amor. Es por eso que aun recuerdo la mañana que le mandé un mensaje diciéndole que ya no deberíamos pelearnos más. Cinco minutos después me vino a buscar para llevarme a trabajar y en la misma noche terminó con mi mejor amiga para regresar conmigo. Según el había cambiado, y para ser sincera, me lo creí. Así somos las mujeres, creemos en lo que nos dicen, a veces pienso que nos leen la mente y saben lo que necesitamos escuchar, como si tuvieran un scanner que registra cada pensamiento nuestro y al final utilizan las palabras precisas. Y lo perdoné. Quisiera contarles que mi vida a partir de ese momento fue feliz, pero la historia se repitió. Volvió a ser el celoso, desquiciado y maldito que siempre fue. De no haber sido por un amigo que un día a “escondidas” me vino a visitar, y me convenció de realmente terminar, seguramente hubiera seguido en esta situación hasta el día de hoy. La verdad es que, aunque tuvo su lado oscuro, esta relación tuvo sus momentos buenos. Hasta el día de hoy, mi gran primer amor, me sigue llamando, escribiendo y visitando. Hace un par de años entre lágrimas me confesó que no me pudo olvidar, que se arrepiente de todos su errores. Y que para el siempre seré alguien especial y que ya había madurado, que en esa época aun era “chibolo”. Y bla, bla, bla. Claro que ya no le creí. Ya aprendí la lección. Ahora sí. Espero que las personas que están pasando por algo así, sean algo mas “inteligentes” que yo, y no aguantan tanto tiempo esta pesadilla. A veces crees estar enamorada pero resultas obsesionada, entercada, con miedo a perder, a quedarte sola, eso que llaman “orgullo de mujer”. Pero estoy convencida que nadie se merece esto. Y en algún lado, ahí afuera, existe una persona, que nos va a respetar, y amar de tal manera como lo merecemos. De eso estoy segura. En cuanto a ti “mi primer amor” te diré que más me dolió cuando me rompiste el corazón que aquella “primera vez”.

viernes, 14 de noviembre de 2008

El aprendiz

Dicen que el primer amor es el más lindo, el más puro, el amor que más vas a disfrutar y el que vas a recordar para siempre. Es cierto que el primer amor siempre será recordado por nosotras, y también es cierto que solemos comparar los siguientes amores con el primero, pero realmente el primer amor ¿es el más lindo?
Mejor lean cómo me fue a mí. Los primeros meses fueron de maravilla, andábamos de la mano, pasábamos horas de horas besándonos de tal manera que mis labios terminaban resecos y morados. Mentía a mis padres para darme una escapadita para estar al lado de mi “príncipe azul”. Pero ese amor tan lindo no duró mucho, pronto empezó a entrar la rutina y como era muy jovencita no supe afrontar eso. No tardó mucho para que mi príncipe me dijera que tenía que estudiar o que tenía que acompañar a su mamá a hacer algunas cosas, cuando, en verdad, se iba a tomar y a divertirse con sus amigotes, y yo, una inocente chiquilla, le creía. Más tarde me pidió que le diera mi “virginidad” porque me amaba tanto que quería ser especial para mí. Yo, por supuesto, le decía que no, que había que esperar un poco más. Y él, con cara de pocos amigos, me decía que lo entendía y que no había problemas en esperar, pero en verdad en su cabeza tramaba con quien podría desfogar su necesidad de hombre. En algún momento se me cayeron “los lentes rosados”, y me di cuenta que algo andaba mal, y empecé con el “tenemos que hablar”. Estas palabras fueron para él, el peor castigo. A partir de ahí nuestras conversaciones terminaban en peleas porque al “señorito” no le gustaba que le reclame. Además, cuando yo le pedía explicaciones él no encontraba qué argumentar para cubrir sus mentiras de deslealtad, solo volteaba la torta, diciéndome que era una loca, una enferma y una celosa espantosa mientras que él era tan solo un tierno angelito víctima de mis paranoicas emociones. Entonces, yo, con lágrimas en los ojos, le pedí perdón por lo que le dije y le decía que lo olvide por el temor de perder a mi “gran amor”. Mientras tanto él, feliz de la vida, seguía haciendo sus mismas travesuras de antes, y ahora con más frecuencia que antes, porque sentía que me tenía en sus manos. No pasó mucho tiempo para que termináramos haciendo lo que, tal vez, aún no quería, pero al final acabó por convencerme con sus dulces palabras de que yo era el amor de su vida para luego intentar hacer su mejor papel entre las sábanas. Por eso, ahora lo digo, mi primera vez fue un desastre más aún cuando él recién estaba aprendiendo. Por eso, ahora pienso que los primeros amores pueden durar meses o años y, a veces, hasta puedes llegar a casarte con esa persona, pero mayormente una termina con el corazón roto, recordando al primer amor por el resto de la vida aunque no todo haya sido de maravillas y el recuerdo sea con nostalgia, mucho resentimiento o con decepción de la gran faena que, cree (hasta ahora) hizo, sin darse cuenta que fue, tan solo, una gran payasada.